Instalación-juguete musical para 8 pelotas de mini-básquet Roland Olbeter y Urbez Capablo
Otto es una pieza que juega con la dualidad de lo aparentemente opuesto. Estéticamente, contrasta la estructura que la sustenta, hecha de madera menorquina cortada a mano, con los componentes industriales y tecnológicos que hay en su interior para la creación sonora. Esa dualidad se traslada asimismo al germen del sonido, que combina lo analógico y lo digital para crear paisajes sonoros a través de algoritmos basados en bases de datos de la NASA.
Unas pelotas de mini-básquet suspendidas en el aire caen mediante unas teclas que acciona el público y rebotan sobre una plataforma. El rebote se amplifica y es transformado por un algoritmo en un fondo sonoro que será diferente en cada interacción. Al final de cada micro-obra generada, la pelota se devuelve al techo mediante un disparo de aire, integrándose dicho sonido al mundo sonoro que envuelve la instalación. El algoritmo generativo se nutre también de bases de datos públicas de la NASA, las cuales son consultadas en tiempo real a través de internet.
Estamos en la frontera del mundo digital y el mundo analógico, tanto a nivel creativo como a nivel sonoro. Nuestras creaciones son el resultado de algo accidental con una parte intencionada. Tras su paso por el festival, se habrá generado una maqueta sonora compuesta por algoritmos de unas 500 horas que se podría editar para la creación de una banda sonora de una película de ciencia ficción.