En el transcurso de sus 20 años de carrera, Stiven Kerestegian ha sido testigo de la rápida evolución del papel del diseño estratégico, que ha pasado de centrarse en el aspecto y la sensación, a ser impulsado por la tecnología, y después a centrarse en las personas. Para poder continuar creando un impacto positivo significativo, el diseño como práctica necesita evolucionar aún más e ir más allá de un enfoque humano para la resolución de problemas. Los diseñadores, necesitan formarse toda la vida y cultivar nuevas sensibilidades y habilidades que les capaciten para diseñar para la coevolución, la resiliencia y las escalas que van más allá de la visibilidad humana. Este nuevo enfoque no reemplaza la complejidad de todas las demás variables, pero es una limitación crucial que hay que integrar en todos los procesos. Hoy en día, como sociedad, nos encontramos en una situación medioambiental global desesperada que requiere soluciones creativas a prueba de futuro que adopten un enfoque mucho más holístico centrado en la vida. Para los diseñadores e innovadores, esto requiere una ampliación de su ámbito de influencia y consideraciones éticas relativas al equilibrio de la salud de las sociedades globales y economías interdependientes en nuestro único hogar, el planeta Tierra.